El Tabaco de La Soledad de Maciel

Autor: Arqlgo. Rodolfo Lobato Rodriguez. INAH. 2014

En la comunidad de Soledad de Maciel, ubicada en la región de la Costa Grande de Guerrero, México, la producción artesanal del tabaco es una tradición ancestral que se transmite de generación en generación. Este proceso, lleno de saberes locales y prácticas cuidadosas, inicia en el mes de diciembre con la preparación del plantero. Una vez que las semillas han sido "despicadas", es decir, separadas de su cápsula, se esparcen siguiendo la dirección del viento. Con el paso de los días, la superficie del plantero cambia de color: primero adquiere un tono café y luego se vuelve verde, similar a la lama de los estanques. Aproximadamente 15 días después, las primeras plántulas comienzan a brotar y son trasplantadas al terreno definitivo de cultivo.

Acarreo de las matas de tabaco al Rio San Jeronimito. Municipio de Petatlán. Guerrero

Durante su crecimiento, es necesario retirar los "hijos" o brotes laterales de cada planta para asegurar su sano desarrollo. La cosecha del tabaco inicia en marzo y se prolonga hasta mayo.

Los pobladores de Soledad de Maciel reconocen cinco etapas en el desarrollo de la planta: Desoje, Upa, Upa Flor, Flor y Banderilla.

La etapa Desoje incluye hojas que generalmente se desechan, aunque en ocasiones se almacenan para preparar insecticidas naturales.
La Upa es una hoja ligera y de sabor suave, apta para quienes se inician en el consumo.
La Upa Flor posee un sabor más fuerte y solo es tolerada por consumidores acostumbrados; fumarla sin preparación puede provocar mareos, vómitos o diarrea, malestares que, según la tradición, desaparecen al tomar un baño de agua fría.
La Flor es considerada la mejor parte de la planta, ya que sus hojas son grandes y poseen un sabor concentrado.
Finalmente, la Banderilla es una hoja fuerte pero más pequeña, y se produce en menor cantidad.

Una vez recolectado, el tabaco se cura y se clasifica según estas mismas categorías. El proceso de curado es complejo y requiere de gran cuidado. Tras la cosecha, las matas se cortan y se dejan reposar bajo una palapa durante cuatro días. Luego se ensartan y se cuelgan para su secado. Posteriormente, se prensan por una noche, lo que hace que liberen una sustancia llamada "miel". Para eliminarla, las hojas se lavan en el río y se extienden sobre plásticos en las playas. En un paso distintivo de esta comunidad, las personas bailan sobre el tabaco para aplanarlo, alternando el secado al sol por lapsos de entre cinco y ocho minutos, hasta que las hojas adquieren un tono negro intenso.

Después, las hojas se prensan nuevamente por un día y se cuelgan durante cinco o seis días más, con el fin de secar la vena central. Ya secas, se separan cuidadosamente para evitar la formación de hongos o la descomposición del tabaco.

Finalmente, se almacenan con un sobrepeso encima, lo que permite que las hojas se conserven prensadas.
El tabaco curado puede mantenerse en buen estado hasta por cinco años. Durante ese tiempo, se le da un tratamiento adicional con infusiones de hojas de guayabo o de toronjo, que se aplican para mantener las hojas húmedas y evitar que se resequen.

Baile sobre las matas de tabaco

En Soledad de Maciel, el tabaco no solo se fuma: tiene múltiples usos dentro de la medicina tradicional, la agricultura y las prácticas simbólicas. Por ejemplo, las hojas frescas se colocan sobre heridas profundas para prevenir infecciones. También se emplean en el tratamiento de barros y espinillas, combinándolas con ungüentos como el vaporub. En el ámbito agrícola, las hojas remojadas en agua se usan como insecticida natural para fumigar cultivos y eliminar parásitos como pulgas y garrapatas en perros y ganado.

Desde una perspectiva simbólica, el tabaco posee un carácter protector. Se cree que puede resguardar a los recién nacidos de los "chaneques", seres míticos del folclore local. Por ello, es común atar una hoja de tabaco a la mano izquierda del bebé o colocarle un escapulario hecho con los botones de la semilla, para evitar el mal de ojo y mantener alejadas las malas energías.

Así, el tabaco en Soledad de Maciel representa mucho más que una planta: es un símbolo de identidad, conocimiento comunitario y conexión con la naturaleza.